La música de mi vida

Hay canciones que se recuerdan por varias cosas. Es lo que me sucede con Acualung de Jethro Tull que, al margen de sacar a la luz muchas de las experiencias de aquellos años en la Laboral de Cheste, siempre que la escucho me viene a la mente la portada del álbum del mismo nombre en el que fue publicada.

Acualung, es ese sombrío personaje de dedos grasientos y sucias ropas raídas, es ese vagabundo que se seca bajo el frío sol mientras los mocos le caen por la nariz, es ese pedófilo que se sienta en el banco de un parque, para observar a las muchachitas con perversas intenciones.

La portada de Acualung siempre me aterrorizó, me recordaba a alguno de esos malvados personajes de Dickens. Pero en fin, la música puede sobre la iconografía y adoro la canción. Fue una canción y un álbum mítico, aunque yo no pueda olvidarme de su portada.

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Esta canción de Triana junto con Ábreme la puerta fueron las canciones que más me gustaron del LP El Patio, que viene a ser el primer disco representativo del rock andaluz en la época de la transición. La canción se publicó en el 75. Creo recordar, si no me engaña la memoria, que tuve la oportunidad de escucharla en las 15 horas de rock que se celebraron en el mes de julio de 1975 en Burgos, en el denominado por la prensa conservadora festival de la cochambre.

Lo cierto es que el festival debió causar sensación, por no hablar de pavor, en una ciudad tan conservadora (ciudad por aquellos tiempos tan clérigo-militar). Yo la verdad es que no me enteré de nada, estaba alucinado por poder disfrutar de aquel evento, pero algo de eso debió de acontecer en la sociedad burgalesa, teniendo en cuenta lo que pude leer días después en la revista musical Vibraciones.

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Si no hubiera conocido el Álbum Meddle después de The Dark Side of the Moon, es posible que no hubiera elegido esta canción. Pero cuando en el verano de 1974 tuve noticia de este disco ya estaba embriagado de la Cara Oculta de la Luna y muchos de los temas de Meedle no me sorprendieron mucho, ya que no dejaban de ser un anticipo de lo que sería la Cara Oculta. No me mal entiendan, todo el disco es perfecto y les recomiendo, que si no lo conocen, se tomen tiempo y un buen sillón para disfrutarlo. Pero a pesar de esta saturación me sorprendieron tres temas de este disco: Fearless, San Tropez y Seamus. Eran lo más diferente a lo que yo había escuchado de los Floyd y también lo más fresco.

He escogido San Tropez, porque siempre me pareció un divertimiento, un tema gracioso con toques de blues y de jazz, con un ritmo relajado y continuo, que se puede disfrutar en cualquier momento, si necesidad de disponer de mucho tiempo como ocurre con Echoes.

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Toda canción tiene su época, pero no toda canción se descubre en su época. Esto es lo que me ocurrió con esta canción. Es evidente que en el 69 era difícil descubrir, en una ciudad de provincias, un autor como Bowie. Tardé unos cuantos años más en descubrirlo, probablemente sería allá por el curso de 1973/74 cuando estaba en cuarto de bachillerato.

Bowie no fue uno de mis rockeros favoritos, sin embargo esta canción, Space Oddity, siempre me provocó mucha ternura. Era una canción que contaba la historia del Mayor Tom navegando en solitario por el espacio, alejado del mundo y de sus seres queridos.

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