Categoría: "La movida"
Camino de la cama (1990)
"Oye tronco cómo ronco: volumen brutal
por mucho que me muevas no me pienso despertar"
Con esta canción comienzo una serie de canciones, que bien podría denominarse "Canciones gamberras". En general son propias de la movida y de un conjunto de grupos realmente irreverentes.
Si hay alguna cosa que define a la movida es esa alegría por vivir, sin un sentido trascendente, de valores livianos y jolgoriosos y por supuesto en gran medida descarados.
Podría elegir alguna de las realmente gamberra, pero voy a comenzar con una que se mantiente con un tono más o menos moderado.
"Camino de la cama" una canción de los Siniestro Total, uno de los grupos más insolentes del rock español, y por supesto, mis favoritos.
Bote de Colón ( 1981)
¿Qué tendrá un bote de Colón para ser un modelo idealizado, un deseo oculto e inconfesable? Es muy posible que, si vemos esta canción con los ojos de hoy, pueda parecernos una solemne patochez. Sin embargo, esta fue una canción típica y representativa de los primeros años de la movida.
El mensaje claro y conciso, para qué enrollarse si algo se puede decir con pocas palabras. Quiero ser un bote de Colón no es más que una crítica a una sociedad consumista, una crítica a la importancia que se otorga a la imagen y la preponderancia del mundo visual de los medios de comunicación, "si no sales en la tele no existes". Por eso todo el mundo desea los cinco segundos de gloria.
Quiero ser un bote de Colón fue sin duda un himno, que coreábamos casi tan apasionadamente como Alaska y los Pegamoides.
Enamorado de la moda juvenil (1980)
No es fácil seleccionar una canción de esta época centrada personalmente en la Universidad. La música de la denominada "Movida" trajo consigo muchas y buenas canciones. Al final me he decantado por Enamorado de la moda juvenil.
Aunque Enamorado de la moda juvenil de Radio Futura, no es mi canción preferida, ni de la época ni del grupo, si creo que esta canción representa lo que tras la recuperación de la democracia aconteció en nuestras vidas.
Si la década de los 70 había estado marcada por la seriedad (salvadas las excepciones típicas) temática de las letras y de las construcciones musicales, los 80 representaron todo lo contrario, alegría, desinhibición, intrascendencia y ganas de disfrutar y pasarlo bien. El intelectualismo del cine de arte y ensayo, del "teatro de Ibsen", de las canciones de lucha o de las músicas barrocas o progresivas había terminado. La democracia había vuelto y estábamos disfrutando de ella olvidándonos de aquella transcendencia, que incluso nos había generado mala conciencia.