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More Than a Feeling (1976)
Es miércoles, pero cuando escucho esa vieja canción que ellos suelen tocar, comienzo a soñar
Hoy es miércoles, y voy en mi coche de vuelta a mi casa. Los miércoles no son un buen día, empiezan bien, pero no terminan bien, prefiero los lunes, aunque son mejor los jueves. Hoy es miércoles y vuelvo cansado, no me gusta como he terminado el día, nunca me gusta como terminan los miércoles. Hoy es miércoles y conduzco absorto en no sé qué, hay un perro vagando por la carretera de circunvalación, es un galgo, parece perdido buscando a su amo, terminarán atropellándolo. Hoy es miércoles en Rock FM han cambiado de canción, reconozco ese inicio, esos arpegios, esa voz, es Boston y uno de sus clásicos More Than a Feeling. Es miércoles, comienzan a sonar los slides de la guitarra, esos riffs entrecortados de Scholz, el bajo de Fran marcando como siempre y la voz de Brad Delp ya está dando marcha al estribillo: "It's more than a feeling (more than a feeling) / When I hear that old song they used to play (more than a feeling). / I begin dreaming (more than a feeling)".
Es miércoles, está nublado, pero parece que luce el sol y hasta es probable que encuentre aparcamiento a la primera. Hoy es miércoles, y no tengo nada más que decir, solamente "it's more than a feeling".
Don't Look Back (1978)
Cuando el calambrazo de un micro te muestra el camino a seguir
Vuelvo al año 1978, esto se está convirtiendo en algo recurrente, ya lo he dicho en otras ocasiones, el 78 fue un año especial. Así es que, olvidándome de la recomendación de la canción, miraré de nuevo atrás, de nuevo al año 78.
Don't Look Back de Boston fue una canción, que me presentó mi amigo Carlos, como una propuesta para las galas del grupo y creo que no la olvidaré en toda mi vida. La causa de ello no fue otra que el calambrazo que me propinó el micrófono en plena actuación, justamente al atacar el segundo verso del estribillo "I see beyond the road I'm drivin", y que me hizo ver el camino que debía seguir. Hasta tal punto llegó la cosa, que algunas personas del público consideraron el hecho y mi reacción como una muestra de mi pasión interpretativa (vamos que no se dieron cuenta del calambrazo, pero sí de mi reacción).
A partir de esta canción, Boston fue entrando en mi vida. Me llamó la atención esa especie de hard melódico, duro, potente, pero suave a la vez. Un rock perfectamente comercial, como lo demuestra que el álbum fuera uno de los 25 más vendidos en los años 1970, con más de 7 millones de copias.